Festival de Oberhausen 2023 – Cine y Derechos Humanos: Lo universal en la diversidad
Lo que no pueden los políticos, lo logran los artistas. Convivencia, intercambio de ideas, gratitud por aprender del prójimo, creatividad para zanjar conflictos, diálogo en la discrepancia, crítica constructiva, humor liberador, denuncia social. Es lo que se palpita en eventos culturales como el Festival Internacional de Cine Oberhausen.
En la sección internacional, los filmes mostraron en su edición 2023, además de su esperable diversidad, aquellos temas en común que trascienden las fronteras.
Lo mejor de Oberhausen 2023
Every Sunday, GrandMa, de Laure Prouvost: belleza en la vejez
Como representación icónica de la belleza femenina, el women body marketing nos mostraría una mujer – pájaro en su veintena, con un trasero compacto y unas tetas firmes. En Every Sunday, GrandMa quien se lanza plácidamente al vacío es una abuela con tetas flácidas y compacto júbilo.
Su larga cabellera blanca hace de timón de las alas que le han crecido en sus brazos. La abuela vuela y goza en su ingrávida felicidad, juega con gracia y sensualidad. Su vuelo nos hace perder el sentido de la gravedad y de la edad.
Maravillosamente plantada frente a la obsesión por la juventud, por ciertos cánones de belleza y por un exitismo depredador que nos agujerea el cerebro como el agujero de ozono, esta bella mujer envejece con orgullo.
En poco más de siete segundos, la abuela creada por la artista francesa Laure Prouvost derriba la tiranía de los estereotipos omnipresentes de cómo debe ser el envejecimiento exitoso, es decir, glamoroso. El glamour de esta anciana radica en su libertad de soltar sus tetas y disfrutar el baile de los vientos, la hayan invitado o no a bailar. Porque, sin bien la diversidad es que te inviten a la fiesta y la inclusión es que te saquen a bailar, esta abuela no espera el convite; ella misma es la fiesta.
Chornobyl 22, de Oleksiy Radynski: la infamia de la guerra
La guerra siempre es tema. Ya sea en formato guerra clásica de titanes, enfrentamientos civiles, terrorismo o déspotas disparando contra su propia gente, ha desarrollado un modus operanti universalmente más cruel.
La guerra interesa a la voraz industria armamentística (el gasto militar mundial alcanzó en 2022 un nuevo récord desde la Guerra Fría); pero también preocupa al mundo de los artistas, que denuncian lo que ven sus propios ojos o registran observadores anónimos a través de sus cámaras. En Chornobyl 22, el ucraniano Oleksiy Radynski documenta la angustia en la región de Chornobyl cuando el ejército ruso arremete en la zona.
Los técnicos nucleares del reactor destrozado hacen cumplir a los invasores rusos los protocolos de seguridad como pueden. Las grabaciones tomadas con teléfonos móviles tiemblan en las manos de sus testigos. No sangra solo Ucrania: un nuevo récord del Prontuario Humano – Edición 2023 marca sin remordimientos el mayor número de conflictos violentos desde la Segunda Guerra Mundial.
Camino de lava, de Gretel Marín: maternidad en la adversidad
El cortometraje de Gretel Marin, Camino de lava, transmite la idea del hogar como un espacio seguro a pesar del contexto de injusticia social y racismo en Cuba. La trama es tan sencilla como bella: dos mujeres criando a su hijo, manteniendo entrañables diálogos en donde la inteligencia emocional, vivacidad y autoconsciencia del niño nos asombra.
Casi todos conocemos la compleja política cubana, pero en este círculo íntimo, la empatía se triplica. El estigma que suele caer sobre la familia monoparental o de dos mujeres, aquí se derriba: aunque la casa soñada “por la precariedad en la que siempre hemos vivido” probablemente no podrá ser construida, los valores éticos que brillan en las palabras de las madres, transforman esa precariedad en un rascacielos.
“Si el camino es de lava, te crecen alas”, le dicen a su hijo. Y él sonríe y sigue jugando feliz con su globo azul.
C-TV (Wenn ich Dir sage, ich habe Dich gern …), de Eva Egermann y Cordula Thym: periodismo basura
El cortometraje C-TV es una bizarra deconstrucción de nuestra actitud frente a la persona distinta. Esa que no sabemos cómo nombrar sin ofender: ¿discapacitada, con capacidades diferentes, minusválido, válido en otros talentos? Con cinismo y un toque bitter – sweet, el corto parodia lo políticamente correcto que, con mucha frecuencia, no solo no colabora con la inclusión sino que esconde una inconfesa vocación discriminatoria.
También critica el abordaje mediático de interlocutores que no representan la norma ni reflejan la elegancia que los set de televisión y el marketing mediático adoran. ¿Quién modera los programas de la C-TV?: una rata. La imagen que resume mil palabras. Es, en definitiva, una bomba que cae sobre la TV basura. Esa tele inmunda que abunda.
I think of silence when I think of you, de Jonelle Twum: el grito del silencio
En I think of silence when I think of you, Jonelle Twum, una joven realizadora sueca nacida en Gana, retrata su íntimo proceso de emigración a finales de los 90′. Como parte de ese viaje emocional y geográfico, intenso e inmenso, explora el significado del silencio como estrategia para negociar las estructuras del mundo, impugnar sus narrativas, como grito de protesta.
Además de una sensible artista, Jonelle es una inteligente observadora de su suelo natal y activa reconstructora de realidades marginadas e intencionalmente mal interpretadas: ha fundado el “Black Archives Sweden“, un archivo centrado en las experiencias de los afrosuecos y la comunidad negra en Suecia. Salvo este proyecto, los archivos del país nórdico son espacios que reproducen (ergo: consolidan) lo sueco como blanquitud y lo negro como el Otro.
En contraposición, “Black Archives Sweden” abre un debate honesto y justo sobre las estructuras narrativas que conforman una nación. ¿Quién es digno de recordar? ¿Qué historias son dignas de documentación y preservación? ¿Bajo qué premisas? Respuestas contundentes y otras más sutiles ofrece Jonelle… cuando piensa en el silencio.
Let’s be friends, de Arno Coenen y Rodger Werkhoven: la (des)inteligencia artificial
Arno Coenen y Rodger Werkhoven aportan con el film Let´s be friends una mirada particular sobre la inteligencia artificial; para ellos, un asunto fascinante y para muchos otros, inquietante.
¿Temor infundado? Pues parecería que no; incluso el mega empresario tecnológico Elon Musk se pregunta si deberíamos arriesgarnos a perder el control de nuestra civilización. Es cierto que históricamente cada nueva tecnología o formato ha provocado resquemor en sus comienzos: muchos cineastas estaban convencidos en los dorados años 20′ de que la llegada del sonido despojaría al cine de su universalismo; otros pronosticaban que el e-book mataría al libro impreso, ¡incluso el tenedor fue considerado un “instrumentum diaboli” por el cardenal italiano San Pedro Damián y Teodora, hija del emperador de Bizancio fue tildada de obscena por usarlo!
Pero ahora es distinto (piensa mi cerebro, que todavía conserva algún tipo de inteligencia intermedia); ahora discutimos acerca de un ente que potencialmente podría manipular nuestra propia capacidad de interactuar, producir, defendernos… Ahora rezamos para que un avatar no presione el botón de la gran bomba o siga aumentando el desempleo o … ¿Qué sigue? La inteligencia humana ha puesto el planeta al borde del precipicio, ¿vendrá la inteligencia artificial a dar el pequeño empujoncito?
A medic, de Alizhan Nasirov: vocación admirable
El cortometraje, nos muestra la vida de un médico joven que ha decidido trabajar en condiciones climáticas severas. Un puesto que nadie ha aceptado porque una consulta médica con calefacción y sala de espera es más tentador.
El joven va de casa en casa a caballo, sufriendo tormentas de nieve y un frío extremo. Sin embargo, llega a cada hogar con muy buen ánimo y atiende a sus pacientes con ternura y paciencia. Un retrato profundamente sensible sobre la fuerza de la vocación médica. O, hilando más fino, de la vocación en general, que empuja al trabajo concienzudo y al esfuerzo con el fin de sembrar frutos; no ha sembrar cualquier hierba para cosechar likes y seguidores.
Suele decirse que una ventaja de los cortometrajes es su capacidad para reaccionar rápidamente a los sucesos actuales a través de costos de producción más bajos. Y todos sabemos que actualmente podemos filmar una película con un teléfono móvil. Esta accesibilidad implica, indefectiblemente, inclusión y diversidad.
La diversidad siembra interés por otros mundos, cultiva la empatía y cosecha un valioso alimento: la tolerancia. Si la vida fuese algo así, remotamente parecido a un festival intercultural, en donde cada uno se entregase al intercambio constructivo, seguramente estaríamos mucho mejor de lo que estamos ahora.