Sexo en verano: deseo, consentimiento y placer bajo el sol
El verano no solo calienta la piel: también agita las hormonas. El aumento de luz solar mejora el estado de ánimo (hola, serotonina), el tiempo libre reduce el estrés y la ropa ligera expone más piel. Resultado: sube la temperatura… también la sexual. Pero cuidado con el mito: no todo deseo es espontáneo o genuino. Mucho se debe a una cultura que nos repite que en verano hay que follar. La música, la publicidad, las series y hasta los anuncios de cerveza venden el sexo en verano como un carnaval del placer. ¿Y si no te apetece? Pareces un bicho raro.

Sexo ocasional y apps de ligue en vacaciones
Tinder, Bumble, Grindr, Feeld… Las apps de citas explotan en verano, especialmente entre quienes están de vacaciones. El “verano swipe” convierte el deseo en scroll y los ligues en match.
¿Hay más libertad sexual? Sí. ¿Más oportunidades de conocer gente? También. ¿Más riesgos de confundir deseo con mandato? Muchísimos. No tener citas parece ser sinónimo de “estar perdiendo el verano”.
Y cuando el ligue se convierte en rutina o en obligación, el deseo deja de ser placer y pasa a ser presión. Que no se nos olvide: el sexo ocasional está genial, pero no es obligatorio. Ni por estar soltero, ni por estar en la playa, ni porque todo el mundo lo hace.
Sexo en verano: el consentimiento no se va de vacaciones
Este punto merece mayúsculas: el consentimiento sexual no toma vacaciones. En verano, con fiestas, festivales, alcohol o drogas recreativas, hay más situaciones en las que los límites se desdibujan. Pero desdibujarlos no significa que desaparezcan.
Consentir no es asumir. No se da por hecho. Y no vale si la otra persona está bebida, confundida o presionada. Tampoco si el plan empezó con ganas pero luego ya no apetece.
Frases como “venga, que estamos de vacaciones” o “esto no significa nada, relájate” no son argumentos válidos: son coacciones normalizadas. Y lo que debería ser un encuentro placentero se convierte en una vulneración.
El lema debería ser claro: sin consentimiento entusiasta, no hay verano sexy que valga.
Salud sexual en verano: lo que debes saber
Más encuentros sexuales = más riesgo de ITS. Verano es temporada alta para las infecciones de transmisión sexual, especialmente cuando el “calor del momento” gana al sentido común.
Consejos básicos (que nunca sobran):
- Usa preservativo externo o interno.
- Hazte pruebas si cambias de pareja sexual.
- Habla con claridad sobre salud sexual antes de los encuentros.
- No confíes en el “yo estoy limpio”.
- Y sí: el sexo también necesita hidratación, sombra y sentido común.
También importante: el sexo al aire libre parece excitante, pero conlleva riesgos de exposición, higiene e incluso sanciones legales. No todo vale.

Cuerpos diversos, placer diverso
Verano es también la gran pasarela del canon corporal. Playas, redes sociales, anuncios: todos parecen mostrar el mismo cuerpo ideal. Y en ese relato, solo caben los jóvenes, delgados, bronceados y cis.
¿Y qué pasa con los demás cuerpos? ¿Los cuerpos gordos, trans, con cicatrices, racializados, con diversidad funcional?
Muchas veces son invisibilizados, fetichizados o directamente rechazados en espacios donde el deseo debería ser amplio y compartido. La “sexualidad veraniega” que se nos vende es excluyente, y cuanto más diverso es tu cuerpo, más obstáculos encuentras para sentirte deseado o desear con libertad.
Reivindicar la sexualidad diversa también es disfrutar del verano desde cuerpos reales, fuera del molde.
¿Y si no tengo ganas de sexo?
La otra cara del deseo estival: la falta de deseo. No todo el mundo quiere sexo en verano. El calor, el estrés, el agobio físico o emocional también pueden apagar la libido.
Y eso está bien.
La asexualidad, el deseo cambiante, la falta de ganas o simplemente el no estar para nadie no necesitan explicación. Pero en una cultura que asocia el valor personal con la actividad sexual, decir “no me apetece” en pleno agosto parece un crimen.
No lo es. También es válido vivir el verano sin encuentros, sin apps y sin camas ajenas. Comer helado, leer novelas eróticas y dormir con el ventilador también son formas válidas de placer.
Libertad sexual sí, pero de verdad
En teoría, el verano es la estación de la libertad. En la práctica, muchas veces es la estación del mandato. Mandato a sentir, a gustar, a desear, a exponerse, a rendir sexualmente, a “aprovechar”. ¿Aprovechar qué, exactamente?
El sexo veraniego, para ser realmente libre, debe partir del deseo genuino. Del autocuidado. Del respeto mutuo. Del placer compartido. Y también del derecho a no hacer nada si no se quiere.

¿Conclusión? Dale al cuerpo lo que te pida… o no
- ¿Te apetece una aventura de verano? Disfrútala, pero con cuidado, comunicación y respeto.
- ¿Prefieres quedarte en casa con el ventilador a tope y cero citas? También es legítimo.
- ¿Quieres explorar cosas nuevas? Maravilloso, siempre que el deseo venga de ti.
- ¿Te cansa el bombardeo sexual de cada canción, story y anuncio? No estás solo/a.
El verano puede ser un espacio de redescubrimiento del placer. Pero también de reflexión, de calma, de descanso. En cualquier caso, que tu deseo (o tu no-deseo) sea tuyo y no un decorado más del chiringuito patriarcal.
Y si quieres, ya hablaremos en septiembre.