‘Vanish in an instant’, preparando el invierno con Margaret Millar
En Las Furias continuamos con nuestra particular cruzada para rescatar obras de género negro clásico hechas por autoras que, con el tiempo, han caído en el ostracismo. Vanish in an instant es la cuarta novela de Margaret Millar que vamos a repasar.
A diferencia de Más allá hay monstruos, Un extraño en mi tumba, y La bestia se acerca, esta transcurre lejos del dulce sol de California. Aun así, seguimos reconociendo una serie de elementos marca de la casa Millar.
Nos dirigimos a Arbana, Michigan, donde acaba de cometerse un asesinato a sangre fría.
Vanish in an instant: a golpe de puñal
Hay que ser muy infeliz para apuñalar a un tipo media docena de veces en el cuello.
Vanish in an instant
Mrs. Hamilton no tiene la mejor de las relaciones con su hija. Y es que, ya desde muy joven, Virginia ha sido intratable. Caprichosa, arrogante y propensa a decir mentiras, es de esas personas que siempre consiguen salirse con la suya. También cuando decidió abandonar el nido familiar y casarse con Paul, con el que vive en ese horrible pueblo al este de Detroit.
Mrs. Hamilton odia la nieve, y más cuando se arremolina grisácea, mezclada con toda la porquería, en los bordes de las carreteras. A finales de noviembre de 1950, sin embargo, no tiene más remedio que viajar desde Los Ángeles hasta Arbana. Con ella va Alice, su joven asistente personal. El motivo de su viaje es sacar a Virginia de un lío, y uno de los gordos.
La señora de Paul Barkeley fue encontrada la noche antes en la cabaña privada de un hombre casado, Claude Margolis. Ella estaba completamente inconsciente a causa de los efectos del alcohol. Y él yacía muerto a su lado con ni más ni menos que doce puñaladas en el cuello. Cuando llegó la policía, Virginia se negó a prestar declaración, alegando que no recordaba absolutamente nada del incidente. Las evidencias, sin embargo, apuntan claramente a su culpabilidad.
Cuestiones familiares
No quiere saber nada de los hechos. Lo único que quiere es volver a tener a Virginia, la gentil niña que amaba a los animales y las flores.
Vanish in an instant
Para sacar a Virginia de la cárcel, Mrs. Hamilton contrata a un abogado local: Eric Meecham. Este es alto y bien parecido, aunque también algo encorvado, fruto de demasiadas horas postrado sobre su escritorio. Y es que Meecham vive por y para su trabajo. Las personas con quien más tiempo pasa son los dueños del Gurton’s Café, en State Street. Ellos, y los miembros del cuerpo de policía de Arbana, con los que mantiene una relación más bien tirante.
A Meecham no le gustan ni Mrs. Hamilton ni su hija. Pero los negocios son los negocios, y el abogado hará lo necesario para llegar hasta el fondo de lo ocurrido.
En estas que un tal Earl Loftus afirma ser el verdadero asesino de Margolis. Loftus vive en una pequeña habitación alquilada en el 611 de Division Street, y podría decirse que no tiene a nadie en el mundo. Clara, su madre, es una alcohólica de casi 70 años. Y su mujer, Birdie, se divorció de él hace tiempo, muriendo poco después en un accidente de tráfico. Además, se da la circunstancia de que Loftus es un enfermo terminal de leucemia.
Su confesión escrita contiene detalles que solo el asesino podría conocer. ¿Y el móvil del delito? El deseo de saldar cuentas de un condenado a muerte. Loftus sabía de buena tinta que Margolis era mal padre y marido. Así que, sabiéndose a un paso de la tumba, decidió llevárselo consigo.
Vanish in an instant: el daño que nos hacemos
Afuera, el viento era fresco, pero tenía una sensación de pesadez asfixiante en la garganta y el pecho, como si las porciones de vida que había visto en el transcurso de la mañana fueran demasiado afiladas y fibrosas para ser tragadas.
Vanish in an instant
Arbana es una ciudad ficticia a veinte millas de Detroit. Aunque desconocemos cuál de los dos la ideó, Ross McDonald, el marido de Margaret Millar, la utilizó primero, en su novela de 1944 El túnel oscuro. Fría y lúgubre, Vanish in an instant transcurre en las semanas previas a la Navidad de 1950. Su espíritu, sin embargo, no podría estar más apagado.
Como otras novelas de su autora, cuenta una historia enrevesada, repleta de giros inesperados. En su epicentro está el conflicto entre Mrs. Hamilton y su hija Virginia, dos mujeres que no comparten nada excepto su propia desesperación. Esta arrastra al resto de personajes hacia un punto indeterminado, del que ninguno, excepción, regresa indemne.
Eric Meecham es un héroe más al uso que otros de Margaret Millar: solitario y un tanto áspero, pero resuelto a hacer lo correcto. En cuanto al villano o los villanos, estos no quedan tan claros, y rompen con los moldes tradicionales del género negro.
El resultado es un libro psicológicamente complejo, en el que se tratan asuntos de profundo calado que, de nuevo, empujan los límites de la novela de crímenes. Entre ellos se encuentran las a veces truculentas relaciones entre padres e hijos, y el daño que somos capaces de hacernos, incluso sin pretenderlo. También los límites hasta los que podemos llegar para proteger a quienes queremos, a veces en detrimento nuestro.
Recordando a Margaret Millar
La novela que tenemos entre manos es la número nueve de la prolífica Margaret Millar, que ya se ha convertido en una de nuestras escritoras preferidas. Vanish in an instant fue publicada en 1952 por la editorial neoyorquina Random House y, aunque no está del todo a la altura de sus mejores trabajos, es una más que disfrutable adición a su bibliografía.
En ella se encuentran ciertos temas recurrentes de Millar: su crítica hacia las clases pudientes de la época y los cadáveres que escondían en los armarios, los trastornos mentales, las adicciones, etc. Y, sobre todo, constituye una lectura ingeniosa, inteligente, y que cuenta con toda la atmósfera y los elementos que asociamos al género noir y a la hard-boiled fiction de los años 40 y 50 del siglo pasado: violencia, crudeza, y mucho, mucho misterio.
Como ya ocurría con Mischief, de Charlotte Armstrong, Vanish in an instant no ha sido traducida al castellano. Esta es otra muestra más de cómo algunas de estas excelentes autoras han sido relegadas, sino al olvido, a un nicho de aficionados extremadamente pequeño. Aunque por nosotras que no quede…
Vanish in an instant puede conseguirse fácilmente por internet, tanto en formato físico como digital, aunque tan solo en inglés. Aun así, os animamos a echarle un vistazo, así como a cualquier otra de las otras novelas de Margaret Millar que hemos repasado por aquí.