‘El cuarto pasajero’, de Álex de la Iglesia: tópicos innecesarios del siglo pasado
El cuarto pasajero es el último largometraje que presenta el director bilbaíno Álex de la Iglesia. El film vuelve a reunir al director con los productores Telecinco Cinema y Pokeepsie Films tras el éxito de taquilla y la buena crítica que alcanzó en 2017 con Perfectos desconocidos. La película se estrenará el próximo 28 de octubre en cines de la mano de Sony Pictures España y Mediaset.
El toque de Álex de la Iglesia
Julián, Alberto San Juan, es un divorciado que trabaja en una empresa tecnológica y que realiza asiduamente el trayecto Bilbao-Madrid. Para costear el viaje, y que le salga algo más económico, comparte gastos con pasajeros que quieran llegar a la capital desde el norte.
Habitualmente le acompaña Lorena, Blanca Suárez, una joven atractiva que viaja recurrentemente para ver a su familia, y el resto de plazas las ocupan pasajeros aleatorios que Julián escoge minuciosamente. Sin embargo, en esta ocasión no le sale demasiado bien la jugada. Se ve envuelto en un trayecto incómodo que empieza poco a poco a rozar lo desagradable.
Ernesto Alterio encarna a Rodrigo, un prototipo pesado y locuaz como pocos que es capaz de sacar de quicio a cualquiera, y Rubén Cortada, representa a Sergio, un joven guapo y bohemio que enseguida seduce a Lorena. Durante el viaje de El cuarto pasajero, se entremezclarán celos, irritación, complejos y una buena dosis de la exageración por la que conocemos e identificamos a Álex de la Iglesia y que termina de fraguarse en su totalidad al término de sus films.
Si bien es verdad que los viajes en Blablacar, nombre que iba a dar título a la película en origen, ya se han tratado anteriormente en cine, con la película Con quién viajas (2021), del madrileño Martín Cuervo, en esta ocasión también se perciben las características propias de Álex de la Iglesia, con ese humor negro que se plasmaba de forma similar en Perfectos desconocidos.
El cuarto pasajero: Música y efectos
Como ya ha hecho en varias ocasiones, Roque Baños toma las riendas de la banda sonora que acompaña a El cuarto pasajero. Le da sus dos temas principales, el romántico, dedicado a los dos personajes principales, y el de la trama, el más ansioso y activo musicalmente.
Los efectos de sonido no se quedan atrás, buscan la sorpresa acompañando a unos saltos de eje muy estudiados que pretenden captar al espectador si en algún momento este pudiera perder el hilo.
Los planos del coche también están muy bien tratados, especialmente en cuanto al juego de miradas entre Julián y Lorena a través de los espejos. También este tipo de tomas rebelan el carácter de cada personaje y los oscuros secretos que acaban rebelándose hacia la segunda mitad de la película.
El cuarto pasajero: Comedia de tópico
Alberto San Juan y Alterio podrían ser los que más destacan en su actuación. Alterio no deja de mostrar el lado más cargante del ser humano llevándolo a límites casi increíbles de tal forma que acabas por entender a la perfección cómo puede ser su personaje el detonante de todo el caos final.
San Juan por su lado, muestra esa masculinidad tan mal llevada, los celos, la pretensión, la inseguridad ante la exhibición de los sentimientos… de esta manera también acabas asociando al personaje con tu realidad, pues muestra al tipo de hombre presente en numerosas ocasiones de la vida diaria.
El personaje de Blanca Suárez, por su parte, le da el toque de realismo, te afianza a la vida cotidiana, pone los pies en la tierra, ante un guion que el bilbaíno realiza en colaboración con Jorge Guerricaechevarría, que roza el surrealismo como acostumbra. Sin embargo, el personaje femenino cae en el tópico de la comedia romántica en el que la mujer solo piensa en las relaciones sentimentales careciendo de diálogos elocuentes que vayan más allá.
Es el único personaje femenino en todo el film que tiene protagonismo. Ni los guardias civiles, que aparecen recurrentemente, ni el enigmático personaje de Carlos Areces, que podrían considerarse como los personajes secundarios, son mujeres. Por lo que hay que decir que en El cuarto pasajero el elenco femenino no solo es reducido sino también pobre en sus intervenciones.
El mejor Álex de la Iglesia se sigue encontrando en el fantástico
La originalidad que el director demuestra en películas como La comunidad, El bar o Las brujas de Zugarramurdi, queda menguada en los largometrajes que tratan temas más cercanos al amor, los celos y las pasiones humanas más mundanas.
Como pasaba con la última comedia de este tipo, Perfectos desconocidos, también en esta encontramos tópicos innecesarios que no solo rechinan ya a estas alturas sino que quizá podrían trabajarse desde un prisma totalmente opuesto.
¿Qué pasaría si en vez de ser un hombre mayor enamorado de una joven y acompañado de otros tantos hombres diversos y particulares la protagonista fuera una divorciada de 50 que está enamorada de un joven apuesto de 29 y se embarca en un viaje con una histriónica parlanchina y una joven guapísima? ¿Y si los guardias civiles fueran ambas mujeres?
Quizá este tipo de planteamiento rompiera los esquemas como suele hacer Álex de la Iglesia con otros géneros y no nos topáramos, como es el caso, con los tópicos de siempre, a pesar de disfrutar de la carcajada.