‘Gunpowder Milkshake’: el feminismo entiende de acción

Gunpowder Milkshake, es una entretenida y violenta cinta de acción protagonizada por cinco actrices de armas tomar: Karen Gillan, Lena Headey, Carla Gugino, Angela Basset y Michelle Yeoh. Todas ellas saben lo que es trabajar en una cinta de acción, pero es la primera vez que trabajan juntas y como bien dice el título de la película: la mezcla da como resultado un interesante pero imperfecto cóctel explosivo.

Gunpowder Milkshake es una película divertida con altas dosis de hemoglobina, pero algunas de las decisiones de su director quizá no han sido tan afortunadas como nos hubiera gustado.

¿La dirección de Gunpowder Milkshake está poco inspirada?

La nueva película de acción de Netflix está dirigida por Navot Papushado, uno de los directores de la aclamada Big Bad Wolves, la película favorita de Quentin Tarantino en 2013.

Desde entonces, a este director solo lo hemos vuelto a ver en el segmento F is for Falling de la película de terror ABCs of Death 2. Un segmento que prometía estar inspirado en Giù la testa del genio Sergio Leone y acabó siendo un bluff…

Aún así, la sombra de Big Bad Wolves es muy larga (este año se hizo en España un remake de la película) y como quien tuvo retuvo, había esperanza para Gunpowder Milkshake.

Entones, ¿cuál ha sido el problema de la película?

Muy sencillo, la falta de inspiración, experiencia y un casting que falla en lo principal, la actriz protagonista: Karen Gillan.

Comencemos por el principio. Decimos que Gunpowder Milkshake está poco inspirada porque coge cosas de aquí y de allí y a diferencia de otros como Tarantino, el resultado no es una obra original sino más bien, una mala copia de cada una de sus referencias.

Karen Gillan como Sam en Gunpowder Milkshake. ¿No os recuerda una escena de Kill Bill pero con  la chaqueta de Ryan Gosling en Drive?
Karen Gillan como Sam en Gunpowder Milkshake. ¿No os recuerda una escena de Kill Bill pero con la chaqueta de Ryan Gosling en Drive?

La película tiene tintes de Kill Bill, Drive, Oldboy, You Were Never Really Here y especialmente de John Wick. Todo eso está genial, el problema es que no llega al nivel de ninguna. No está a la altura. Le falta experiencia para emular escenas maestras de esas películas, y quizá también algo de talento.

Navot Papushado ha querido pescar un pez demasiado grande y, sin que le haya salido el tiro por la culata, no dio lo que prometía.

Karen Gillan repartiendo justicia

Karen Gillan protagoniza una especie de versión femenina de John Wick. Su personaje, Sam, es una asesina mortal que trabaja para una organización secreta que lo gobierna todo llamada La Firma. Continúa el trabajo que ya tenía su madre (una maravillosa Lena Heady).

Al igual que John Wick, el mundo en el que se desarrolla la película es diferente del nuestro y muy particular. Hay una biblioteca gestionada por el resto de actrices protagonistas que cumple la función del hotel The Continental de la saga de Keanu Reeves, o dentistas y cafeterías que tampoco son lo que parecen.

Sam, como Wick, también se queda sin protección de su organización y tiene que enfrentarse a sus enemigos por su cuenta, sin salvoconductos.

Karen Gillan en Gunpowder Milkshake.

Hasta ahí todo bien, el problema es que Karen Gillan, no tiene el perfil, ni (por lo que se ha podido ver en la película) la preparación necesaria, para emular a la mejor asesina que se puede contratar.

Le falta carisma, entrenamiento y aunque comparte un físico parecido al de Uma Thurman en Kill Bill, no tiene ni su carisma, ni la entrega en las escenas de acción de que hizo gala Thurman, en la excelente película de Tarantino.

No es mala actriz y conoce el género. Karen Gillan es Nébula en The Avengers y trabajó con Dwayne Johnson en el remake de Jumanji, pero aún así no te la crees como la gran mercenaria de Gunpowder Milkshake.

Feminismo y acción

Quien se come la pantalla y tiene todo lo que le falta a Karen Gillan para ese tipo de personajes es Lena Headey. La inolvidable Cersei Lannister de Game of Thrones tiene presencia, talento a raudales y es una fuerza de la naturaleza audiovisual.

Lena Headey en Gunpowder Milkshake.
Lena Headey en Gunpowder Milkshake.

Sus escenas de acción tienen la fuerza que le faltan a las de Gillan. Ella ya demostró lo que podía ofrecer en el cine de acción en Dredd (2012) con guion y producida por Alex Garland. Interpretaba a la villana de la función y se convirtió en lo mejor de la película.

De Michelle Yeoh, qué podemos decir. Ella es acción. Tigre y Dragón o la reciente Shang Chi son dos buenos ejemplos de lo que puede hacer una actriz como ella.

Michelle Yeoh en Gunpowder Milkshake.
Michelle Yeoh en Gunpowder Milkshake.

Angela Basset (Strange Days) derrocha fuerza, carisma y personalidad en cada escena de las que aparece y Carla Gugino (The Haunting of Hill House) es una actriz todoterreno a la que nada se le resiste con una capacidad sobrehumana para robar escenas.

Carla Gugino en Gunpowder Milkshake.
Carla Gugino en Gunpowder Milkshake.

Ellas son lo mejor de Gunpowder Milkshake. La protagonista Karen Gillan, también gana cuando comparte pantalla o está cerca de estas maravillosas y magnéticas actrices.

Más que la propia historia de la película, el que ellas levanten la película y no la dejen hundir cual Titánic es el ejemplo y la demostración más feminista que tiene una película llena de pretensiones pero que queda por debajo de otras propuestas de acción con personajes femeninos como, Alien, Hanna, Underworld, Lucy, Mad Max Fury Road, Nikita o Atómica.

Conclusiones

Gunpowder Milkshake es una peli con un mal cásting protagonista. Llena de buenas intenciones que a veces se cumplen (la escena final de la cafetería) y otras no (la lucha a lo Kill Bill con la maleta de Emily). Su ritmo es lo suficientemente entretenido como para engancharnos, es divertida, sangrienta y su dirección de foto no está nada mal. Una película para ver sin pretensiones.

Angela Basset en una de las mejores escenas de Gunpowder Milkshake.
Angela Basset en una de las mejores escenas de Gunpowder Milkshake.

Me gustó mucho y destaco el mensaje final de la película en el que se “confirma” que la organización, La Firma, hace referencia a la hegemonía masculina en el poder y las protagonistas, en vez de vengarse de ellos matándolos, los dejan vivir, recordándoles que ellas existen, que podrían haberlos matado y deciden convivir.

Un buen punto de inflexión y con un resultado muy diferente al que suelen tener las pelis con protagonistas masculinos en las que solo sobrevive el más fuerte.