‘Las de la última fila’: la serie de Netflix se convierte en el mejor trabajo de Daniel Sánchez Arévalo hasta la fecha
El cineasta español Daniel Sánchez Arévalo da el salto a las series de televisión con Las de la última fila. En su misma línea íntima y de comedia reflexiva, presenta una serie brillante. El próximo 23 de septiembre llega la plataforma Netflix un trabajo feminista delicioso y conmovedor. Que da ganas de llorar, bailar y reír al mismo tiempo, como la vida misma. Y siempre juntas.
Cinco mujeres adultas que son amigas desde la infancia, mantienen sus lazos amistosos a lo largo del tiempo. Cada año realizan un viaje donde se reencuentran, y vuelven al mismo punto de partida. Donde todas comparten sus vidas y se apoyan la una a la otra. La escapada representada en la serie está detonada por unas circunstancias diferentes. Una de ellas tiene cáncer.
Sin embargo, aunque el elefante en la habitación sea el cáncer, no es la piedra angular del argumento de Las de la última fila. Lo relevante no es eso, sino que la vida sea el mayor viaje. Saborear cada bocado poniendo todos tus sentidos en ello. ¿Y qué mejor que compartir ese banquete con tus mejores amigas desde la infancia? Con tus compañeras de la última fila.
La banda sonora que ameniza el viaje está perfectamente seleccionada. Entre todas las canciones que ponen música a cada momento vital representado, las de Rigoberta Bandini son las que más suenan. Y también una de las que mejor encajan con la línea argumental. Una cantante que, con canciones como Perra o Ay Mamá, se ha convertido también en un icono feminista incuestionable.
Las de la última fila: el mejor reparto posible
Paremos la ciudad, sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix
Rigoberta Bandini: Ay, mama.
Tal y como dice Bandini, las protagonistas de la serie de Daniel Sánchez Arévalo paran la ciudad. La vida parece pararse durante unas horas mientras te sientas a compartir con ellas su viaje. Porque visionar Las de la última fila consiste en eso, en compartir y empatizar con cinco mujeres únicas. En la actualidad tenemos la necesidad de soltar lastre, de pararnos a disfrutar cada detalle que nos rodea y acontece. La vida es una experiencia kinestésica que no debe pasar desapercibida.
Olga, Alma, Sara, Carol y Leo son cinco mejores amigas. Sus vidas, pueden ser perfectamente un reflejo de vuestras realidades. Nada alejado de lo posible. Ni demasiado enrevesado. Sino un reflejo en forma de prisma hermoso que esboza problemas, circunstancias, situaciones felices y otras muchas circunstancias que son las que terminan por dar forma a cada persona. Es imposible despegarse de la pantalla y dejar de reír con ellas. Todo el guion escrito por Daniel Sánchez Arévalo para Las de la última fila, es tan adictivo como la adrenalina. Como la adrenalina que genera el simple hecho de vivir.
Sin embargo, esto habría sido imposible sin el trabajo estelar de sus cinco actrices protagonistas. Cada una está impecable en su interpretación, por separado y en conjunto. Porque la conexión que existe entre ellas sobrepasa la ficción, y la pantalla.
Olga, Alma, Sara, Carol y Leo serán tus nuevas amigas
Olga es interpretada por Godeliv Van den Brandt, una actriz que ha pasado desapercibida en el cine español, pero ha sido perfectamente elegida para su papel en la serie. Aunque tuvo un papel secundario en series mainstream como Valeria. Es en este rol protagonista donde brilla por luz propia.
La segunda pieza imprescindible que compone Las de la última fila es Alma, interpretada por Monica Miranda. Esta actriz, conocida recientemente por la serie de TVE Dos Vidas, también se reafirma con la presente obra. Su interpretación es irremplazable, así como sus miradas. Sin necesidad de articular palabra, la actriz es capaz de transmitir a la audiencia desde la sonrisa inconsciente más honesta, hasta la lágrima que se escapa sin avisar.
Otra actriz, Maria Rodríguez Soto, llevó a cabo uno de sus mejores roles en Los días que vendrán (Carlos Marqués-Marcet, 2019). Un filme íntimo y conmovedor donde la actriz desarrolló su propio embarazo ante la cámara, junto a su marido real David Verdaguer. Una experiencia inmersiva y emotiva brillante. En la presente serie, su rol da un giro de 180º, demostrando la gran actriz que es. Camaleónica y sobresaliente.
Por otro lado, Mariona Terés interpreta a Leo. Conocida por sus papeles en aclamadas series como Veneno (Atresplayer, 2020). Sin embargo, en Las de la última fila sale del rol secundario y se coloca en primer plano de forma incontestable. Aportando el toque de humor necesario para convertir la serie de Netflix en un plato de sabores sensacionales y heterogéneos.
Finalmente, la última pieza esencial del quinteto es una de las actrices favoritas del cineasta Jonás Trueba. La cual encarna el papel de Sara. Itsaso Arana ya es perfectamente conocida por sus interpretaciones impecables en La Virgen de Agosto (Jonás Trueba, 2019) o La Reconquista (Jonás Trueba, 2016). También había trabajado anteriormente con Daniel Sánchez Arévalo en su filme Diecisiete (2019). En Las de la última fila, vuelve a demostrar su gran potencial sin decepcionar.
Las de la última fila: la vida mejor con música
Nos morreamos con la vida y nos sangraron las encías
Rigoberta Bandini: Julio Iglesias.
Rigoberta Bandini en su canción Julio Iglesias entona la frase: “Nos morreamos con la vida y nos sangraron las encías”. Y es que la vida tiene un sabor agridulce. Y todo el placer que puede aportarte el beso más esperado, también puede devolverte un retrogusto desagradable. La vida se compone de subidas y bajadas. De momentos repletos de risas y de llantos. Pero lo más importante es que, el placer experimentado al vivirlo, siempre queda en el recuerdo.
Uno de los aspectos que más enriquecen la vida es la música. Bailar se considera incluso terapéutico en ciertos sentidos. Y es que dejarse llevar por los acordes de una canción es uno de los mayores placeres compartidos. Sola o acompañada. En el caso de la serie de Daniel Sánchez Arévalo, la música es una pincelada de color imprescindible a la narrativa. En la misma línea, acompañando y también construyendo cada secuencia de Las de la última fila. Con canciones seleccionadas con precisión y cuidado. Banda sonora diegética y extradiegética que genera una atmósfera afectiva envolvente inconmensurable.
La sororidad en el cine y las series
Hemos amanecido contentas, y ya nos da igual lo que piensas
Rigoberta Bandini: Así bailaba.
La película de culto y símbolo feminista Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991) fue un ejemplo de sororidad incuestionable. Desde entonces hasta ahora, múltiples obras audiovisuales han abordado esta concepción.
Películas como La colina donde rugen las leonas (Luàna Bajrami, 2021) son una pieza de sororidad con la supervivencia como base fundamental. En el caso de la nueva serie de Netflix la sororidad se respira en cada episodio, a todos los niveles. La amistad que mantienen las cinco mujeres protagonistas es tan real como conmovedora. Con sus luces y sus sombras, sin pinceladas pastel que edulcoren una relación de amigas realista.
La serie Las de la última fila es pura verdad. Es el hermoso resultado de dejar que los personajes evolucionen de forma imparable. Tanto de manera independiente como en conjunto. La fórmula narrativa es exquisita. Y las secuencias construidas son todas genuinas. Cada episodio te deja un sabor en la boca que te incita a seguir viendo el siguiente. En busca de más carcajadas honestas. De lágrimas que depuran.
“Hemos amanecido contentas, y ya nos da igual lo que piensas”, cantaban Rigoberta Bandini y Amaia reconstruyendo la tradicional canción de Miliki y los Payasos de la Tele. Porque la niña de hoy en día tiene que bailar. Y las mujeres tenemos que bailar. A nuestro ritmo, sin cadenas y con quien nos de la gana.
Y gritar en voz muy alta, hasta desgañitarnos que “pies, para qué os quiero, si tengo alas para volar” (Frida Kahlo).